Cuando era pequeña en las clases de historia nos recalcaban la importancia de la conquista y colonización española, aunque obviamente este hecho histórico involucró a toda América, no obstante que en Estados Unidos, Canadá y Brasil los colonos, hayan sido Ingleses, franceses o portugueses. Recuerdo a las maestras poniendo a los conquistadores como una especie de salvadores porque “gracias a ellos” pudimos hablar un idioma y no un dialecto, tener la religión católica y aprender a vivir como “gente civilizada”. Recuerdo que alguna vez escuché que “gracias a los españoles vivimos en casas y no en chozas y vestimos ropa y no guayucos”.
Aunque eso fue lo que escuchaba de niña en la escuela primaria, el poder leer, aprender y escuchar otras personas e incluso profesores con pensamientos de izquierda, me hizo tener una visión distinta. Recuerdo que nos mandaron a leer “Las Venas Abiertas de América Latina”, y saber que los conquistadores se aprovechaban de una manera tan abusiva de los nativo americanos, realmente me daba náuseas, pensaba en poder yo misma aplastar a los españoles abusivos con mis propias manos por haber sido protagonistas de unos hechos tan crueles y bárbaros, por haber sometido a los indígenas y posteriormente a los negros, pero además a los mismos blancos que no tuvieran “bienes, títulos nobles o educación”, realmente sentí odio por ellos.
Luego leí también temas relacionados con sólo los hechos sin agregar la emocionalidad y el resentimiento. Y hoy lo siento de esa manera. Creo que la historia debería verse tal y como fue y sólo aceptar, porque a fin de cuentas, ni podemos cambiarlo, ni podemos hacerles juicio a los tripulantes de La Niña, La pinta y La Santa María.
En mi opinión, derrumbar las estatuas de Colón o de cualquiera de los conquistadores me parece absurdo, y un irrespeto para el artista, además que dentro de todo, en el caso específico de Colón, humildemente pienso, que realizó una gran hazaña, y me refiero a sus viajes, el haber conseguido el apoyo y financiamiento de los Reyes Católicos, haber conseguido tripulantes a lanzarse al inmenso océano donde se sólo veían agua y más agua, olas y más olas, lluvias, tormentas y huracanes, a un viaje, pintando un futuro hermoso, pero realmente desconocido para todos. Creo que tal vez el único que creía en un final feliz era el Almirante, quien además tendría que lidiar con una tripulación con ataques de pánico, mareados, vomitando y desesperados, muertos de miedo y mirando a la muerte en cada ola. Eso para mí tiene su mérito. Y ese hecho cambió radicalmente la historia del mundo.
Preguntarnos qué habría pasado si… nunca nos hubieran conquistado, o si hubieran sido los ingleses, o si en vez de los españoles, hubieran sido “x”, “y” o “z”, Es cómo preguntarnos si en vez de mi mamá o mi papá, mis padres hubieran sido otros. Parece que tenemos problemas de aceptación, de abrazar quiénes somos y de dónde venimos. En vez de sentir rencor por el conquistador o el esclavizador, o el indio rebelde y salvaje, vivamos intensamente lo bueno que nuestros antepasados dejaron en nuestro mundo actual. Qué bueno que puedo amar la paella valenciana, o la arepa, o comer plátano verde o maduro, amo los frijoles negros (caraotas), amo ser blanca y pecosa, pero mis hermanos son morenos y algunas de mis amigas costeñas son negras y tienen una hermosa melena crespa. Me encanta el “tumbao” con que bailan los negros, el acento de los españoles, los mexicanos y colombianos, amo lo interesante de las culturas indígenas, quienes tienen más conciencia del cuidado del planeta y la conexión de nuestro cuerpo y espíritu con la naturaleza.
Te invito a dejar la estupidez de meter preso a Colón y comenzar a aceptar que por nuestras venas corre sangre mestiza con un porcentaje europeo, un porcentaje indígena y otro porcentaje negro, el cuánto por ciento es irrelevante. Disfrutemos los tambores afro, el idioma de Cervantes, y el colorido de los atuendos indígenas, disfrutemos los contrastes y las formas, lo exótico y fascinante que hay en nuestra maravillosa y mestiza cultura. Feliz Día a todos los hispanos, latinos, o como se prefieran llamar.
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