Cuando hablamos de “gratitud”, pensamos que es simplemente dar las “gracias”, sin embargo, hay mucho más detrás de esa palabra de dos sílabas y siete letras. Dar las gracias, ser agradecido y sentir gratitud tienen un poder maravilloso e incalculable.
Definiendo la palabra, gratitud “es el sentimiento de valoración y estima de un bien o favor recibido, material, emocional o espiritual”, y se expresa voluntariamente a través de las palabras, gestos o acciones. Cabe destacar, que la gratitud no es una obligación, no obstante, la sensación al agradecer o cuando recibimos gratitud, es energizante, es maravillosa y una de las sensaciones más hermosas para el alma del que la da o la recibe.
La gratitud no es finita, no termina cuando la persona corresponde, debido a que es un bien recibido como incalculable, y eterno. Por ejemplo: «Siempre sentiré gratitud por la educación que me dieron mis padres».
La gratitud es bien estimada como un valor social, debido a que resalta otros valores afines como el reconocimiento, la reciprocidad, la fidelidad, la lealtad y la amistad y, que además puede llevar a construir el amor en su sentido más amplio.
De esta manera, la gratitud es fundamental para las relaciones humanas. Con la gratitud aprendemos a dar y recibir, que es una condición básica para alcanzar una sociedad más cooperativa y solidaria, menos conflictiva y competitiva, para tener mejores conexiones entre todos los seres humanos.
La gratitud tiene su lado oscuro, es la sensación de estar en deuda. Si sientes que hay que retribuir a alguien, no te sientes agradecido, sino en deuda, y esto genera una pérdida de energía.
El poder de la gratitud es tan grande que mientras más gratitud das, más bendiciones recibes. Y tenemos demasiadas razones por la cuales sentirnos agradecidos: en este momento, agradezco que es temprano, amaneció y pude despertar y abrir mis ojos, pude respirar y admirar la belleza de un nuevo día. Hoy amaneció lloviendo, puedo escuchar la lluvia, puedo olerla, amo ese olor a mojado, que me da una sensación delicia y lleva mi mente a recordar hermosos momentos de mi niñez y juventud, quizás, para algunos, es un día gris, para mi es una bendición escuchar la lluvia mientras escribo, también es una bendición tener la certeza, que más tarde, o mañana saldrá nuevamente el sol. Doy gracias a Dios por esto.
Doy gracias también por tener una maravillosa vida, la que elegí, y que cada día voy encaminada hacia el logro de un nuevo proyecto. Doy gracias por cada oportunidad en mi vida y por cada reto que me propongo para ser una mejor persona y poder ayudar a quienes creen en mí, y enseñarlos que también pueden creer en ellos.
Doy gracias por ti que estás leyendo este mensaje, que si lo estás leyendo, es por una razón y porque sé que este mensaje dice algo para ti, y es tuyo, y puedes llevarlo a otros para sembrar más gratitud. Así, juntos podemos hacer de éste un mejor mundo para vivir, y dejar un legado a quienes dejemos cuando nos toque partir.
¿Qué tienes que agradecer hoy?
¿Cuándo fue la última vez que agradeciste algo?
Yenisse González
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